LA SUSTENTABILIDAD Y EL CUMPLIMIENTO DE NORMAS, UNA OPORTUNIDAD PARA ELEVAR LA RENTABILIDAD OPERATIVA DE LAS EMPRESAS
Bono (2008) cita a Pearce (2007:62-63) para argumentar que durante los últimos doscientos años, la raza humana ha añadido a la atmósfera cerca de doscientos mil millones de toneladas de carbono, elevando en un tercio los niveles de dióxido de carbono, desde 280 partes por millón (ppm), que marcan la estabilidad de las eras interglaciares, hasta los 380 ppm actuales. Las cifras siguen subiendo a un ritmo aproximado de 20 ppm cada década. Los problemas de calentamiento de la Tierra y sus consecuencias han entrado definitivamente en el quehacer de las políticas medioambientales, por ello en los albores del siglo XXI la responsabilidad social de las empresas incluye las estrategias para el desarrollo sustentable. El cual fue definido por la Comisión Brundtland como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias (WCED, 1987, citado por Pardo et al., 2009).
Acorde con este planteamiento, la Cumbre de la Tierra de 1992 estableció la necesidad de encontrar un punto de equilibrio entre las exigencias económicas, sociales y ambientales tanto de las generaciones presentes como futuras. Lirios (2007) cita a Bechtel et al. (2006) para señalar que el desarrollo sustentable implica la convergencia de los intereses de las actuales y las futuras generaciones para la exploración, descripción, explicación y predicción de un nuevo sistema competitivo en equilibrio con la disponibilidad de los recursos naturales. De ahí que estén emergiendo distintas estrategias de gobierno y empresariales con el objeto de promover el desarrollo sustentable, entre ellas destaca el papel que ha desempeñado el concepto de costo social del carbono para incentivar las tecnologías y las prácticas con menos emisiones, según el informe Stern si el costo asciende a 85 dólares por tonelada de CO2, y a medida que se internalice ese costo en los precios y en las inversiones, influiría decisivamente en la reducción de las de las de carbono (Bono 2008).
Además según Puig (2007) indica que es preciso promover la administración del desarrollo sustentable, tarea que recae en toda la sociedad, comenzando por las empresas, involucrando a los gobiernos y a los consumidores, los cuales deben asumir un papel cada vez más consciente hacia la problemática ecológica. Asimismo destaca la preocupación por un comercio limpio, que da lugar al concepto de la eco eficiencia, es decir el uso eficiente de los recursos en términos de protección del medio ambiente, que debe darse con eficiencia económica. Lo que significa que todos los recursos deben de ser usados de manera inteligente, con la mejor tecnología, que permita su explotación racional, biológica y sustituible, poniendo énfasis en los impactos que generan los residuos. Para dar paso al uso de tecnologías limpias y procesos de producción limpios.
Al respecto en el mundo han emergido una serie de leyes y normas, donde destaca la directiva 2002/95/EC relativa a la restricción de productos y sustancias peligrosas (RoHS), emitida por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea, que entro en vigor en julio de 2006. Directiva que establece que equipos, aparatos, y herramientas electricas o electrónicas deben limitar a niveles muy bajos el uso de metales pesados, anticorrosivos y retardantes.
Los primeros pasos que dan las empresas hacia la sustentabilidad suelen surgir de las leyes vigentes que deben acatar. La responsabilidad social de las empresas incluye las estrategias para el desarrollo sustentable, pero en algunas regiones del mundo la sustentabilidad se impulsa a través de regulaciones, Wilson (2009).
La sustentabilidad que se origina para cumplir con normas o leyes, es rentable y puede significarle beneficios tangibles a las empresas.
REVISTA INTERNACIONAL ADMINISTRACION & FINANZAS ♦ Volumen 4 ♦ Numero 4 ♦ 2011. E. E. Nieto Sánchez et al.
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