miércoles, 29 de febrero de 2012

Huella ecológica


La huella ecológica y sustentabilidad


La metodología o la cuenta de la huella ecológica (MHE o CHE) calculan los requerimientos del hombre sobre la naturaleza. Una huella ecológica de una población equivale al área biológicamente productiva requerida para producir los recursos utilizados y absorber los residuos generados por dicha población (Wackernagel, 1996, Wackernagel et al., 1999, Crotscheck & Narodoslawsky, 1996). Debido a que la gente utiliza los recursos de todo el planeta, la huella ecológica calcula el tamaño combinado de estas áreas donde quiere que estén ubicados estos recursos. Se puede comparar las huellas ecológicas que representan la demanda del hombre, con la capacidad biológica (representando suministro ecológico) en una región particular o para todo el planeta.

Cuando las demandas del hombre exceden la producción ecológica, el capital natural, es decir, los créditos sobre cual dependen la actual y las futuras generaciones disminuye. Se denomina a esta situación “sobrepaso” o también el déficit ecológico global. Los cálculos actuales estiman la tasa del consumo de los recursos de una nación en más de cinco docenas de países. Esta estimación se basa en agregar las importaciones y sustraer las exportaciones de la producción doméstica. Cada categoría incluye los productos primarios (leche, leña, etc.) y los productos manufacturados derivados de los primeros. El análisis de la huella ecológica intenta a evitar los problemas de estimar la capacidad sustentable al cambiar de manera radical la pregunta. En lugar de preguntar “¿Cuántas persona puede la tierra soportar?”, la huella ecológica hace la pregunta “¿Qué extensión de la tierra se necesita la gente para soportar a sí mismo?”, en otras palabras, la metodología de la huella ecológica concentra no sobre el número de las cabezas, sino el tamaño de los pies (Vizcarra et al., 1994).
Por tanto, la pregunta arriba mencionada, no solamente, se trata del número de humanos, sino de la población, el consumo de recursos y la tecnología que se trata de la formula I = PAT de Ehrlich & Holdren (1971, 1972), donde, I es el impacto, P es la población, A es la afluencia y T es la tecnología. Además, el concepto de la huella ecológica trata de contestar limitaciones bio-físicas. Esto lo hace vía comparar el impacto del hombre sobre el medio ambiente con la capacidad de la biosfera a regenerar los recursos utilizados. Se puede expresar este problema en término de la “carga humana” sobre el planeta, es decir, el área bio-productivo utilizado por cada persona (aunque, en realidad, se aplica el análisis de la huella ecológica a los productos, actividades, organizaciones y las regiones). Este análisis sugiere que se define la capacidad de porte del medio ambiente como “su carga máxima soportable” (Vitousek et al., 1986).

Cualquier análisis de la sustentabilidad requiere alguna manera de medir esta carga, ya que si no puede medirla, no se puede manejarla.” Este concepto se aplica tanto al estudio de los recursos naturales como al análisis económico de las finanzas. En muchas formas, el análisis de la huella ecológico se puede ver como una forma del conteo ambiental que respeta los límites ecológicos, en una manera que la economía convencional con sus estimaciones monetarias, no lo hace. En otras palabras, los precios son aglomerados extraños que no tiene un mensaje objetivo a decir acerca del valor de las cosas tanto del punto de vista de un lado como de otro lado.
La utilización de los recursos y la emisión de los residuos y contaminantes están expresadas en hectáreas globales por medio del cálculo del espacio productivo requerido para proveer dichos servicios utilizando la tecnología actual. Un ciudadano mundial promedio tiene una huella ecológica de 2.9 hectáreas globales. Este valor para un ciudadano de Brasil es igual a 2.2 hectáreas globales y para un ciudadano de Gran Bretaña es igual a 6.3 hectáreas globales, y de allí nacen los superávit o cargas positivas y los créditos, es decir las cargas negativas.

La huella ecológica no es la única manera de indicar los impactos ecológicos. Más sin embargo, es un método muy valioso que pueda apuntar hacia un futuro más sustentable. El análisis de la huella ecológica demuestra que el consumo de recursos por el hombre, claramente, excede la capacidad de la Tierra para regenerar dicho recursos. En otras palabras, nosotros nos encontramos en el punto de excedente, con una huella ecológica global de mayor magnitud comparada con la capacidad de carga de nuestro planeta. Nosotros no vivimos ni dentro del interés de la naturaleza, ni compartamos los recursos disponibles de una forma equitativa. Sin embargo, no debemos pensar de manera fatalista como la consecuencia del análisis de la huella ecológica, sino esperar que este concepto ecológico pueda apoyar a la sociedad a una mayor comprensión en relación con la naturaleza y el medio ambiente. A pesar del cambio del cazador-recolector a los forrajeros de supermercado, tal parece que la humanidad no ha perdido su instinto de sobrevivencia. Actualmente, la humanidad se encuentra pasando por un experimento donde los riesgos son muy altos. Nunca en la historia evolutiva del hombre han existido tantas bocas a alimentar, mentes a pensar o manos a trabajar. Sin embargo, tampoco ha existido un mundo que parezca tan pequeña o con tanta conciencia sobre el futuro del mismo. En cada esquina del mundo, y sin saberlo necesariamente, hemos convertido a los ciudadanos universales, cada uno con un papel a desempeñar. Nosotros podemos tomar pasos grandiosos y crear el mundo sustentable que queremos, tanto para nosotros como para las generaciones venideras.



Daena: International Journal of Good Conscience. 3(1) : 672-678. Marzo 2008. ISSN 1870-557X.

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